recibe la gloria,
la honra, y
He venido a adorarte,
Señor,
de rodillas me postro ante ti,
con mi canto te quiero decir,
que Tú eres mi escudo y mi fe,
que Tú eres el dueño de mi ser,
la razón de todo mi existir.
Si Abran te ofreció a su Iluisa y a verte ofrendó lo mejor,
mi Señor,
¿yo qué te puedo dar?
Si Tú eres dueño de la creación,
Tú formaste todo lo que hay,
¿yo qué puedo brindarte,
mi Señor?
Pero hoy he llegado a tu altar a entregarte mi ofrenda de amor.
Pero hoy he llegado a tu altar a entregarte mi ofrenda de amor.
No tengo más,
por más que mi canción reciben a...
Como mi ofrenda de amor.
Como mi ofrenda de amor para ti,
Javier,
Sara te día, Jesucristo es el camino.
Y en la ciudad bonita, Wendy Tatiana Quintero,
Dios te bendiga.
Este canto es para ti,
oye papito,
Dios,
Tú sabes que te amo.
¡Adiós!
Hoy quiero que llegue hasta tu trono el olor de mi ofrenda de amor,
y ojalá que te agrade,
mi Señor,
yo más nada te puedo ofrecer,
ni que sea como el perfume aquel con
que un día te hundieron los pies.
Ni que sea como el perfume aquel con
que un día te hundieron los pies.
Una libra de nardo muy puro fue el perfume que
María usó para hundirle los pies al Maestro.
Dicen que era de mucho valor y a María no le importaba el precio,
porque ella amaba al Señor.
Y yo hoy te he traído, Maestro,
esta humilde ofrenda de amor.
Y yo hoy te he traído, Maestro,
esta humilde ofrenda de amor.
¿Cómo me ofrenda de amor?
¿Cómo me ofrenda de amor para ti?
Porque mi casa y yo
serviremos a Jehová y cantaremos salmos a su nombre mientras tengamos
vida.