que tú eres el dueño de mi ser,
la razón de todo mi existir.
Que tú eres el dueño de mi ser,
la razón de todo mi existir.
Si Abraham te ofreció a su iluisa,
mi señor, yo qué te puedo dar.
Informarte todo lo que hay,
yo qué puedo brindarte, señor.
Pero hoy he llegado a tu altar a entregarte mi ofrenda de amor.
Pero hoy he llegado a tu altar a entregarte mi ofrenda de amor.
Y que sea como el perfume aquel,
aunque un día te hundieron los pies.
Y que sea como el perfume aquel,
aunque un día te hundieron los pies.
Y a María no le importaba el precio,
porque ella amaba al señor.
Y yo hoy te he traído, Maher,
de esta humilde ofrenda de amor.
Y yo hoy te he traído, Maher,
de esta humilde ofrenda de amor.