En
mi casa hay un lugar frío,
misterioso,
extraño,
al que no quisiera ir.
Y que todos llaman baño.
Ir al baño me interrumpe cuando quiero ir a jugar.
Me parece muy injusto y no me quiero demorar.
Ya, ya, ya no me aguanto.
Comienzo a bailar,
aunque temo ir al baño,
finalmente lo tendré que usar.
Un inodoro gigante donde me debo sentar,
pero parece una boca que creo que me puede tragar.
Me sostengo con mis manos para no caerme allí.
Y cuando por fin termino,
el baño empieza a rugir.
Ya, ya, ya no me aguanto.
Comienzo a bailar,
aunque temo ir al baño,
finalmente lo tendré que usar.
Cómo no tenerle miedo,
si todo lo que entra allí,
como por arte, magia, jamás vuelve a salir.
Siempre trato de aguantarme para no tener que ir,
pero no queda remedio cuando quiero hacer pipí.
Ya, ya, ya no me aguanto.
Comienzo a bailar,
aunque temo ir al baño,
finalmente lo tendré que usar.
Mi mamá siempre me dice, tranquilo,
ya te acostumbrarás.
Así que te advierto, baño, nunca más te temeré.
Ya, ya, no tengo miedo.
No me tendré que aguantar.
El inodoro es mi amigo y lo uso con tranquilidad.