Ella juró
que me quería,
que se volvía loca de amor.
Y yo era el hombre, su fantasía,
su amante y amigo,
su seductora.
Ella cambió
mi vida entera con mil quimeras que me contó.
Y poco a poco,
como si nada,
su fría mirada me cautivó.
Me habló de flores y de poesías que se morían,
me dijo,
solo por mí.
Y como un niño que escucha un cuento,
ciento por ciento,
yo le creí.
Noche tras noche sobre mi cama,
Dios solo sabe cuánto la ve.
Y como un perro que sigue al dueño,
seguí en mi sueño y no desperté.
Ella juró
que me adoraba,
que suspiraba solo al pensar en cada beso,
cada mañana y con
más ganas no pude amar.
Ella se unió
a mi universo con cada verso que susurró.
Cuerpo por cuerpo,
alma con alma,
trajo la calma que me inspiró.
Me habló de flores y de poesías que se morían,
me dijo,
solo por mí.
Y como un niño que escucha un cuento,
ciento por ciento,
yo le creí.
Hasta ese día al abrir los ojos,
que por antojo se fue de mí,
le corté mis venas por no matarla.
Y al recordarla le canto así.
Tardio, temprano, mujer, el que la hace la paga.
Ay, no quiero y no puedo verte más.
El tiempo cerró la llaga.
Tardio, temprano, mujer, el que la hace la paga.
Toma de tu vino,
un buche amargo se traga.
Tardio, temprano, mujer, el que la hace la paga.
Cuando un amor se marcha,
la luz del alma se apaga.
Tardio, temprano, mujer, el que la hace la paga.
Mirándote, allá arriba está Dios.
Él siempre juzga lo que tú hagas.
¡Ay!
El que la hace la paga.
Tengo la necesidad de decirte.
El que la hace la paga.
Que por mí ya puedes morirte.
El que la hace la paga.
Fue tu amor una mentira de espanto.
El que la hace la paga.
Y mi pobre vida se nubló.
El que la hace la paga.
El que vive en la maldad naufraga.
El que la hace la paga.