Tienes tantos años y un pasado tan lejano
que en tus manos tus pecados ya parecen olvidados.
Miras con rareza cada plato que te damos,
seguro nadie ya cocina como lo hacías en tus años.
Y vuelves como niña de mamá,
sonriendo
si un caramelo alguien te da.
Con mirada perdida en las mañanas nos vigilas,
preguntando si es tu hija esa
que poco a poco olvidas.
Y vuelves como niña de mamá,
llorando,
preguntando por el papá.
Y tus manos tan tibias como dibujos de la edad,
buscan las caricias de las personas que no están.
Y tus historias dicen que tú quisieras regresar atrás,
más atrás.
Sé que no descansas,
pues tu mente siempre viaja y te enojas del presente,
pues no entiendes
quién te miente.
Buscas entre ropas lo que me esconde la inocencia,
porque cada noche
la conviertes en tu propia fiesta.
Y vuelves
como niña de mamá,
llorando,
volver a tu
hogar.
Y tus manos tan tibias como dibujos de la edad,
buscan las caricias de las personas que no están.
Y tus historias dicen que tú quisieras regresar atrás,
más atrás.
Más atrás.
Más atrás.
Y nadie te da dormir,
porque tú quieres salir.
Quieres vermín.
Quieres verte.
Quieres reír.
Quieres verte.
Quieres reír.
Y tus manos tan
tibias como dibujos de la edad,
buscan las
caricias de las personas que no están.
Y
tus historias dicen que tú quisieras regresar atrás,
más atrás.