Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo.
El Cristo que yo alabo es un Cristo vivo,
no es hecho de madera tampoco de bronce,
mucho menos de yeso ni hierro fundido.
Yo adoro un Cristo vivo y con él tengo amores.
Hay muchos que le rezan a un Dios de madera,
hay otros que veneran a un Dios de metal.
Yo adoro al Dios que hizo el cielo y la tierra
y todo ser viviente que en el mundo hay,
y
todo ser viviente que en el mundo hay.
Hoy miro su grandeza en toda la belleza que tiene
la creación.
El cielo y la tierra,
la luna y las estrellas y el ardiente sol.
El aire
que respiro,
los mares y los ríos,
todo lo hizo mi Dios.
Hoy miro su grandeza en toda
la belleza que tiene la creación.
El cielo y la tierra,
la luna y las estrellas y el ardiente sol.
El aire que respiro,
los mares y los ríos,
todo lo hizo mi Dios.
A él yo le brindo todita mi alabanza,
porque él es digno de toda adoración.
Junto conmigo las aves y las plantas
le brindan alabanza a nuestro Salvador.
Junto conmigo las aves y las plantas
le brindan alabanza a nuestro Salvador.
Yo no sé por qué duda de su existencia,
porque no reconoce que él es tu creador.
Él siempre ha estado contigo y no te ha dado cuenta.
En el vientre de tu madre fue quien te formó.
Quiero presentarte al Dios que salva,
el único que es digno de la adoración.
Se llama Jesucristo y dice en su palabra,
que entre Dios y los hombres él es el mediador.
Entre Dios y los hombres él es el mediador.
Ven,
mira su grandeza en toda la belleza que tiene la creación.
El cielo y la tierra,
la luna y las estrellas y el ardiente sol.
El aire que respiro,
los mares y los ríos,
todo lo hizo mi Dios.
Ven,
mira su grandeza en toda la belleza que tiene la creación.
El cielo y la tierra,
la luna y las estrellas y el ardiente sol.
El aire que respiro,
los mares y los ríos,
todo lo hizo mi Dios.
A él yo le brindo lo *** a mi alabanza,
porque él es digno de toda adoración.
Junto conmigo las aves y las plantas
le brindan alabanza a nuestro Salvador.