El cuerpo herido, el corazón dañado, sé que has sufrido, sigo a tu lado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive aquel que le ha mirado.
El cuerpo herido, el corazón dañado, en tu dolor yo te he buscado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive aquel que le ha mirado.
No te entienden, ni te entiendes, crees que solo no te hieren.
Coraza en pecho, afronta el trecho, lo hecho está hecho, estás deshecho en el lecho.
Sufres daños por la huida, lágrimas humedece la armadura construida, se oxida, se resquebraja.
Nada encaja en tu vida, sin sentido amenaza, preguntas atosigan.
¿Quién soy yo? ¿Hacia dónde voy? Busco respuestas dispuestas que den sentido a mi hoy.
Sufro, pido auxilio, nadie escucha entre este ruido.
Silencio, enmudecido es mi sonido, echo trizas entre sonrisas.
Soledad y amargura, visita y no avisa, todo seca encima.
No te reconoces, alegría y autoestima, son antiguas voces.
Ahoga la falta de paz, no lo soportas más, cadenas esclavizan, arrastran por dónde vas.
No reconoces tu rostro, no escuchas tu voz, carente y ausente, amordaza tu dolor.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, sé que has sufrido, sigo a tu lado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive aquel que le ha mirado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, en tu dolor yo te he buscado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive aquel que le ha mirado.
Tu cuerpo en el suelo tendido, casi muerto, herido y desvestido.
Ahogada en lágrimas, abandonada en tu sangre, pasé junto a ti sabiendo que no era tarde.
Y te vi, me estremecí, te dije vive, no quiero que estés así como el que solo sobrevive.
El borde de mi manto, extendí sobre ti, suavizo tu quebranto, ese dolor tan vil.
Mi mano estrechaste, hora de perdonarte, la carga que te echaste, comienza a no pesarte.
Levántate, alza tu tez, puedo hacer nueva tu vida, cubro tu desnudez.
Y no llores hija mía, es tiempo de volver, en tu tierra va el día, yo te hago crecer.
Como la hierba de los campos florecer, en tu larga noche oscura ha empezado a amanecer.
Ahora mismo, acaba tu esclavitud, te saco del abismo.
Entra en ti la luz, desaparece tu ruina, te sacia con flor de harina.
Ezequiel 16-6, encontraste la salida.
El cuerpo herido, el corazón dañado, sé que has sufrido, sigo a tu lado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive a aquel que le ha mirado.
El cuerpo herido, el corazón dañado, en tu dolor yo te he buscado.
Al cuerpo herido, al corazón dañado, le dice vive a aquel que le ha mirado.
Porque nada está perdido, el hace lo imposible, espera y confía.
Aisha