Yo, el Lobo Negro, hemos vuelto a hacerlo, y tú no.
Después de diez mil vueltas por el mundo, sigo teniendo un vacío que nunca lleno.
Supongo que la vida del profundo es vivir eternamente buscando vacíos nuevos.
Soy gilipollas, creo que me enganché al veneno y creo que me marché solo por echarte de
menos.
Frente al estreno, el concierto está a reventar y yo llorando un río en el camerino porque
no estás.
Y por todo lo que almaceno, o porque siempre que la cago encima yo me creo el bueno, la
vida es como un puto trueno, justo cuando estás arriba es cuando te va a dar de lleno
y yo soy un árbol por todo lo que crezco, me das incendios y revivo con el tiempo y
no es lo que me das ni es lo que yo ofrezco, es que siempre quiero más de lo que tengo.
Criado sin internet dándole al pico, vida de parque y de pelotas de los dos tipos.
Igual la depresión me hizo sentir maldito, encima me callé y no dije nunca lo que necesito.
Puto ego me ha llevado al top de esto, pero perdí demasiado de lo que amo en el trayecto.
Aprendí que disculparse es un momento, aunque cueste una vida poder hacerlo.
Abuelo perdona si estuve mal, si no entré en el hospital por no aceptar que te marchabas.
Hoy me arrepiento de no haber visto el final, porque sé que preguntaste a la familia dónde
estaba.
La vida es hoy, mañana tal vez se te apaga, por eso intento ser feliz con nada.
Con los años entendí lo que importaba y que lo material no es en lo que piensas cuando
acaba.
Por cada letra tuya yo me tiro trece, yo me salto el estribillo y tú lo metes veinte
veces.
Yo no compito contigo, no sé qué ofreces, yo me muevo siendo yo y tú a ti en verdad
ni te pareces.
Sois peces gordos pero estáis en la red y un tiburón en mar abierto viendo cómo caéis.
Si digo algo es que lo siento, en casa no lo intentéis, que cuando rompes el alma ya
no se pega ni concéis.
Ey, ya, lobo negro, es lo que hay loco, hemos vuelto a hacerlo y tú no dale.
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