¿Que quién fue el curioso que me dio este perro?
Naide.
Estos bichos como el hombre sonso cuando los halagan,
se dan ellos mismos.
Fue en un mes de agosto de...
de no sé qué invierno.
Muy pocos días antes de morir de flaco,
mi caballo vero.
Él cayó a mi rancho maltratado y rengo,
y clavó en las mías sus pupilas tristes,
sus pupilas llenas de sombra y misterio.
¿Que de dónde vendría?
Vaya uno a saberlo.
Puede que viniese como yo del pago
de los disengaños y de los recuerdos.
Le tiré una
chura y aunque estaba hambriento,
sin hacerle caso,
me miró de un modo como si dijera,
no vengo por eso.
Aunque sea soncera pensé yo por dentro,
¿quién sabe si estos bichos no sufren
de amores?
Y como es cristiano, los matan los celos.
Y viendo en tropilla venir mis recuerdos,
le hice una caricia, y en esa tarde,
para los dos alcanza mi pan y mi techo.
Mientras tomo mate,
se echa cerca el juego,
y cuando al dormir se siento quesoyosa como si al pasado le volviese
el sueño.
Se enriedan las trenzas de mis pensamientos,
este tiento suave de tanto sobarlo.
Mujeres y perras,
toitas son lo mismo.