¡Ay,
mamá!
Gracias por tus consejos.
No se me han olvidado.
Tenía razón.
Mi madre me lo decía,
si quieres vivir la vida,
tienes que buscarte Dios.
El mundo es una mentira que te ofrece fantasías,
pero todo es destrucción.
Ahora comprendo.
Todo parecía muy bueno en ese mundo aparente,
que ofrece muchos caminos.
Todos parecen derecho,
pero su fin es de muerte.
Ven y acepta, Cristo me dijo, es la solución.
Si Él está contigo, tú eres más que vencedor.
Si Él está contigo, tú eres más que vencedor.
Y si Dios está con nosotros,
¿qué hay contra nosotros?
Todo ha cambiado.
Ahora mi hogar es distinto.
Tus consejos he recibido.
Y a Cristo pedí perdón.
Él me ha mostrado el camino.
Me dijo, sigue conmigo.
Y hoy nueva
criatura soy de aquel pasado
que atormentaba mi alma.
Hoy en día no queda nada.
Mi Cristo todo
cambió.
Ahora allá en mi casa adoramos al Señor.
Ven y acepta, Cristo me dijo,
es la solución.
Si Él está contigo, tú eres más que vencedor.
Si Él está contigo, tú eres más que vencedor.
Amén.