Ezequiel Fernández Acordeón,
sos tan cursucoateño,
entropillás sueño tras sueño,
te gobierna el corazón.
Ezequiel,
me veo en vos,
y la acordeón es tu voz,
tan clara y chamamesera,
por eso el mundo te espera,
te abraza un tarragorrós.
Desde niño escuché notas de tu estilo campechano,
que anidaran en mi conciencia,
y hoy florece
en mi acordeón
para alegrar a los paisanos.
Ya por siempre me acompaña tu imagen por los senderos,
y aferrado a tu estilo seguiré
con mi acordeón por siempre, tarragocero.