Como una blanca azucena, lo mismo que un jamil,
mi niña va hacia la iglesia, a la iglesia de San Gil,
y ha cumplido siete años y va a recibir a Dios.
Mi niña toma rezando su primera comunión,
y en el quicio de la puerta, y estamos su mar y yo,
con lágrimas en los ojos y risa en el corazón.
Un coro de serafines, y hay en el altar María que está mi niña tomando su primera comunión.
De rodillas es tan bonita, y tiene tanto salera que le da el agua bendita,
un angelito del cielo.
Mi niña ya está en mi casa, llena de gracia de Dios,
como la mira su madre y como la miro yo,
cariño de mi cariño y alegría de su amor.
La nieve y el blanco armiño copiaron de tu candón,
para un padre y una madre no hay alegría más dios,
que verá ser a sus hijos la primera comunión.
De rodillas es tan bonita, y tiene tanto salera que le da el agua bendita,
un angelito del cielo.