En las iglesias del siglo XVI, el pan de oro corría por doquier,
imágenes de santos y la santísima Trinidad.
Y escenas del Calvario, yo te digo que el retablo es guay.
Es como un cómic de tamaño brutal, de pino, tejo, de roble o de peral.
Con lo del horror vacui, no quedaba ni un hueco por llenar.
Cabezas de querubines, yo te digo que el retablo es guay.
Me topas triglifos, cartelas, atlantes, tijeras,
niños recostados, te digo que el retablo es guay.
Abajo, grutescos, fuera, mal austradas, llega el romanismo,
te digo que el retablo es guay.
Te puedes pegar meses, pasándole el trapo de limpiar.
Al ver el policromado, yo te digo que el retablo es guay.
Al ver el pantocrator, yo te digo que el retablo es guay.

Cuerpos, calles y bancos, yo te digo que el retablo es guay.
Cuerpos, calles y bancos, yo te digo que el retablo es guay.