Le pedí que se quedara, que de mí no se alejara, le rogué que no se fuera, pero siempre se marchó.
Sin motivo, ni razones, ni mediar explicaciones, me dijo que ya era tarde para hablar de nuestro amor.
Ni siquiera por despecho o por simple cortesía, un adiós que le pedía, hasta eso me negó.
Me miró con desgracia.
Precio, repruchándome de necio, enseguida se marchó.
A pesar de que sabía que sin ella moriría, y el amor que antes le daba, esta vez no le importó.
Ay, mi amor, ¿dónde andará?
Sí, sí, sí, ¿dónde andará?
A pesar de que sabía que sin ella moriría, y el amor que antes le daba, esta vez no le importó.
Ni siquiera por despecho o por simple cortesía, un adiós que le pedía, hasta eso me negó.
Me miró con desgracia.
Precio, repruchándome de necio, enseguida se marchó.
A pesar de que sabía que sin ella moriría, y el amor que antes le daba, esta vez no le importó.
A pesar de que sabía que sin ella moriría, y el amor que antes le daba, esta vez no le importó.