Mhm. Hm, hm, hm. Siempre que te veo, me fascina que te haya conocido. Lo de alto lo tengo de feo. Y lo de feo, de aburrido. Siempre que te miro, me pellizco por si acaso estoy dormido. Puede ser que sea de un sueño muy profundo o que de todo este mundo, me eligieses a mí. No hay mejor plan que desayunar después de haber quedado pa' cenar. Ahí es donde tú me pones la sal. Normal que todo me de un poco igual. Si en algún momento me siento un poco mal, sé que siempre tú me pones la sal. Siempre que te escribo, dejo a un lado los mensajes de otra gente. Y no es porque no quiera mis amigos, es que mi querer contigo requiere un querer más urgente. Tan urgente como vivo, y es que siempre me recuerdas y me olvido que aunque te vayas, con que hoy estés conmigo, me levantas del castigo de vivir mirando atrás. No hay mejor plan que desayunar después de haber quedado pa' cenar. Ahí es donde tú me pones la sal. Vivir, pues, se nos da bastante mal. Pero al menos vivimos al natural. Porque siempre tú me pones la sal. Sal, sal, sal, sal, sal. Sal, sal, sal, sal, sal. Porque siempre tú me pones la sal.
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