Ya cumplidos los cuarenta y tres, la comedia está ya muy avanzada.
Cadabérica y hermosa.
Levantarse, acostarse, sentarse.
Levantarse, acostarse, caminar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.
Harto de ruido, de explosiones, las malas noticias, los deportes y las opiniones.
Edificios, avenidas, casas y jardines, depresiones y depresiones.
De hablar con vivos y con muertos, que jamás acaban de marcharse de televisiones.
Celebrando ruina y goles, ríen las guerras a los pies del horror, tan viejo como el amor.
Harto del cansancio de no poder ser, del cargo de conciencia de cazadores, vestidos de paisano.
Levantarse, acostarse, sentarse.
Levantarse, acostarse, caminar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.
Levantarse, acostarse, sentarse.
Levantarse, acostarse, caminar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.
Aprendí a cojear de la forma adecuada, sin demasiado esfuerzo.
Abrazar mi vulgaridad, a tener la fiesta en paz, a callarme a tiempo, a callarme a tiempo.
A hundir la cara en el fango, sabiendo que la libertad se nos da para engañarnos.
Levantarse, acostarse, sentarse.
Levantarse, acostarse, caminar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.
Levantarse, acostarse, sentarse.
Levantarse, acostarse, caminar.
Levantarse, acostarse, sentarse a trabajar.