Roja, Cristina vino a verme una mañana, abrió su mano, me mostró sus maravillas,
ella primorosa regalaba sus milagros por las calles, sin fijarse a quien los daba.
Roja, Cristina era un otoño, y en aquellos ojos negros, toda la melancolía,
un misterio se escondía en ellos, sugerían que ella nunca curaría mis heridas.
Nada fue como ayer, el sortilegio rompió mi corazón,
nada fue como ayer.
El sortilegio rompió mi corazón.
En la media luz, la morbidez de aquellos labios provocaba, y me llevó al delirio.
Cristina me abrazó, sentí su pecho junto al mío, y en esa brasa, se consumió mi pena.
Con ella se escapó mi fantasía, partí una tarde, alguna parte, sin razón,
pero solo un ojo.
Ella me anidaba en su regazo, me arrullaba como un niño, y esperaba que supiera.
Ella me anidaba en su regazo, me arrullaba como un niño, y esperaba que supiera.
Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh
Oh, oh, oh, oh, oh, oh Oh, oh, oh, oh, oh, oh
Oh, oh, oh, oh, oh, oh Oh, oh, oh, oh, oh
Oh, oh, oh
Nada fue como ayer
El sortilegio rompió mi corazón
Nada fue como ayer
El sortilegio rompió mi corazón
En la media luz la morbidez de aquellos labios provocaba
Y me llevó al delirio
El destino me abrazó, sentí su pecho junto al mío
Y en esa brasa se consumió mi pena
Con ella se escapó mi fantasía
Partí una tarde, alguna parte, sin razón
Ella me anidaba en su regazo
Me arrullaba como un niño
Y esperaba que supiera
Ella me anidaba
Ella me anidaba en su regazo
Me arrullaba como un niño
Y esperaba que supiera
Ella me anidaba en su regazo
Ella me anidaba en su regazo
Ella me anidaba en su regazo
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