A los chirridos del rodar del carretón y que despiertan el guardián Chejá,el alma en pena del bollero va rumbo a los pagos por el cañadóny al son sometedor en vilón de sus silbares con que él quisiera reanimar al boll.De guas y leguas traga su rumbear, la yunta rasguané.Ningún apuro tiene el enllegar, pues lo dice su canción,que no hay distancia para fatigar.Los bueyes de la ilusión, quien diga que no hay querencia,que lo pregunte a la ausencia y sigue el pobre con su carretón,la juella de estañado.Pero no queda nada ya del ranto aquel que hace seis meses al partir dejó,como un pampero todo se llevó, la mala racha de la ausencia crué.Y al son sometedor en vilón de sus silbares con que él quisiera reanimar su fe,vuelve a tirar del viejo carretón la yunta, la guané.Ningún apuro tiene el encorrer,pues lo dice su canción,que no hay pantanos para detener al carro del corazón.Malviento es el de la ausencia cuando sopla la querenciay sigue el pobre con su carretón,la juella de estañado.¡Gracias!