Sí,
sí, sí.
Antes que nada quiero darle las gracias a Dios.
De fue muy fanático.
Que fueron los únicos que confiaron en mí.
Yo soy Papi Willow.
Este es mi disco.
¡13 años!
¡13 años!
¡13 años!
¡13 años!
Dice,
verá,
ya,
de chamaquito yo soñaba con hacer lo que ahora estoy haciendo.
Recuerdo
a los ocho años en casa jugando Nintendo.
Yo me preguntaba en lo solitario, qué será
de mi vida, Dios mío, si yo me hago millonario.
Nunca me imaginé que este día me llegaría
que a pesar de todo mi sueño se cumpliría.
Papá Dios yo le pedía y todas las noches
le decía que si me cumplía mi sueño yo nunca le fallaría.
Y no he tropiezo porque
mi palabra tiene peso.
Por eso todas las noches cuando me acuesto yo rezo y le pido al Señor
que ilumine mi camino.
Él es mi salvación, él es la guía de mi destino.
Hace nueve
años yo le hice una promesa en mi cuarto
rodillo rezando debajo de la mesa.
Y no es
que yo esté mal de la cabeza,
pero a veces me despido y te lo juro que la vida me endereza.
Y no fue fácil,
hubo tropiezo y lucho y las ganas de ya
no perseguir mis sueños fueron muchas.
No te lamentes mientras te duchas y conversa con el Señor,
yo te aseguro que Él te escucha.
A veces sientes que la vida a ti te arropa,
que no tienes salida y te ahogas en tu propia copa.
Te desesperas y piensas en el fracaso sabiendo
que antes de correr aprendiste a dar paso.
Cógelo con calma, así no te me desalmas.
Recuerda que la buena voluntad sale del alma.
Todo cae en su sitio,
no importa donde lo pongas,
porque tú puedes lograr todo lo que te propongas.
Piensa positivo y no te ensucies la mente.
Ignora los comentarios negativos de la gente.
Y siempre en tu cabeza ten presente que tienes
que ser tú mismo para poder ser diferente.
Ya,
yo sé que no es fácil lograrlo,
pero tampoco es imposible poder alcanzarlo.
De tu sistema tienes que sacarlo.
Y si lo quieres hacer,
no lo pienses,
solo hazlo.
Porque después tu conciencia te condena,
así que no te rindas y actúa en hora buena.
Yo sé que mucho esfuerzo te envenena,
pero después te darás cuenta que valió la pena.
Sé que de mi destino yo soy el dueño,
toda la vida persiguiendo un sueño.
Y fácil no fue, pero lo logré.
Sé que de mi destino yo soy el dueño,
sagabote.
¡CHOZENL FIM!