Otra vez,
huele a tierra mojada, otra vez,
tempestad anunciada, otra vez,
nudo en la garganta, otra vez.
Otra vez,
me apagaron la vela,
otra vez,
que le puse la esperanza,
otra vez,
volví a perder la fe.
Y de repente apareces,
con esa sonrisa de mazorca de maíz,
con los labios teñidos de besarme la herida.
Y de repente apareces,
multiplicando panes y peces,
o convirtiendo peces en pájaros que vuelan alto.
Otra vez,
caminando descalza, otra vez,
silenciosa la casa, otra vez,
me lloraban las canciones,
otra vez,
no le puse levadura al pastel,
que no se hiciera crecer, otra vez,
me pararon los pies.
Y de repente apareces,
con esa manera de hacerme sentir,
como un niño que sale al recreo con palomitas de caramelo.
Y de repente apareces,
dando vueltas como una peonza,
como un tornado dorado, devastando lo malo.
Y
de repente apareces,
con esa manera de hacerme sentir,
como un niño que sale al recreo con palomitas
de caramelo.
Y de repente apareces,
multiplicando panes y peces,
o convirtiendo
peces en pájaros que vuelan alto.
Y de repente apareces.