2 y 5,
la puerta abierta de par en par.
Si pasa algún minuto más,
la cama dará
paso al sofá.
Y no hace tanto que el esperar un
rato nada más.
Pide una eternidad
y salta del sofá.
Cuando oye el ruido del ascensor que se para,
se para.
Y se pone serio,
aunque le cuesta disimular.
Y es que los nervios no se van
en diez minutos
de tranquilidad.
Y siente un poco de vergüenza por no confiar.
Y le da las buenas noches,
no dice nada más.
Y se va directo a su habitación con su esposa.