Con un sable a la cintura, atao con un pañuelo, se presentó el muchachuelo con artigas en
la altura, quien con su genio y figura fue cimiento germinal de un presidente ejemplar
en los años por venir, luchando por su país y el sistema federal.
Con un ser de punto honor y espartana disciplina, ni ante sus jefes se inclina, cumpliendo
leyes de honor y enfurecen al ecor audaces planes guerreros, de orientales caballeros
que jugando su pelleja se van tras de la valleja su caudillo compañero.
Con el segundo al mando y en porteños aladeros, con bravos aventureros se preparan para cuando
al país vayan llegando en histórico lanchones, juntos 33 varones pa' pelear al brasilero
y él sería de los primeros en valor sin dilaciones, con dos vaquianos conjura como
eludir en el río los extranjeros navíos y llegar a las monturas pa' cabalgar la locura,
librados a incierta suerte, esa que la patria inerte precisaba sin remedio y allí Oribe
está en el medio gritando libertad o muerte, y allí Oribe está en el medio gritando libertad
o muerte.