En
un cañón de la tierra
hay un rancho en el olvido.
Se declaró la guerra,
hombres que vivían tranquilos,
no más las mujeres quedan,
ellos murieron a tiros.
De lado norte los peres,
de lado sur los garrecías.
Por culpa de las mujeres que unos y otros pretendían,
poco a poco se acabaron aquellas dos dinastías.
Las mujeres muy hermosas llegaban al matrimonio,
pero ahora andan enlutadas y es el triste testimonio
que por estos andurriales anduvo suelto el demonio.
Y anila mil paflores, el campo está abandonado.
Y la hierba mala crece,
se ha muerto todo el ganado,
y el río
según parece también ya se está secando.
En sus rostros siempre llevan la huella que deja el llanto,
de sus maridos se acuerdan llorando en el campo tanto.
Las mujeres muy hermosas llegaban al matrimonio,
pero ahora andan enlutadas y es el triste
testimonio que por estos andurriales anduvo suelto el demonio.