Pueblo amante del poema lo voy a deleitar un rato, con la copla bullanguera que nace al compás del cuatro,
que expresa los sentimientos de los bordones marantos y ese tropel de las notas que va formando chubasco
a los vientos de nostalgia los convierte en dulce canto.
Ahora sí voy con lo mío porque de esto no me aparto, como yo nací en el llano con detalles los retratos,
sé cómo se enlaza un toro, cómo se doma un potranco, vivo el vuelo cadencioso del gabán y del yaguazo,
el trino de paraulata, el solfeo del araguato, siento en el alma el folclor más auténtico y vernáculo,
me fascina ver la luna maquillándose en un charco, perfumando su cabello con la esencia del mastranto,
por eso quiero a mi llano y de esto no me retracto, y como él también me quiere, por eso lo quiero tanto.
Así fue que me formé con la pureza del campo y esas costumbres tan sanas son las que aún amamanto,
claro que no soy perfecto porque en el mundo no hay santos,
quien con avispas no pone a un burro manso bellaco, yo era un elemento bueno pero aprendí tanto y tanto,
que si me toca fiar, fío y si es de gastar, no gasto, por esto no van a creer que es que soy un chichipato,
cuando veo a una bonita me tiene a su lado de un salto, por eso mismo paisano fue que me llevé este chasco,
yo cantaba y dijo un viejo, canta bueno ese jipato, me presentaron al tipo, lo saludé con acato,
él me presentó a su hija, que delicia por Dios santo, que me puso el cuerpo alegre cuando mire esos encantos,
igual que un muchacho inquieto cuando muere su padrán.
Así como habla la plaga pa'l toro, bravo los cachos, yo comencé a enamorarla y me dejó estupefacto,
con el ánimo más bajo que alcacé el serén masato, llegándose a los rajuños lo mismo es gata que gato,
te puede caer en la cara, mejor no escumbas a lo alto, déjate querer mamita que eso te sale barato,
cuando la besé en la boca, eso yo hondo y despacio, le hice entender la janipa que acosaba a mi arrebato,
la convidé afuera sola y me dijo espere un rato, yo dije maldito sea, si no se sale la saco,
pero me volvió la calma cuando me cogió de gancho, y el topochal fue testigo de aquel momento tan grato,
cuando la tuve esnuita en la pata de un zarrapio, la prensé por los vacíos, alborotado de entusiasmo,
y dije en nombre de Dios que si cuaja salga macho, a los tres meses su abdomen tenía empacado un muchacho,
el viejo me dijo serio si no se casa lo cago, esa vaina es imposible prefiero morir de un parto,
y escuchando esta consigna salí más raudo que un taco, por gembrero casi invierto,
el racimo contigo hasta gopero, de ellas me repugno el día que me muerda un sapo.
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