Ay,
negra mía,
qué delicia contigo pasar los días
y las noches, por supuesto, se pasan mejor.
Han sido tantas las ganas que nos guiaron a la cama que con
los ojos cerrados sé llevarte allí.
¿Quieres quedarte aquí?
Lo puedo sentir.
Tranquila, casa es grande.
Podemos seguir, seguir.
En cualquier parte y destacarme en el arte de tocarte en un instante,
elevarte a otra
dimensión.
Donde los sentidos hagan explosión,
donde cada gemido se convierta en canción,
la habitación
ahora es la tarima en tu concierto y yo
el director en la orquesta de tu cuerpo.
Sabemos que hay feeling,
aquí no hay presión,
la intención es que fluya sin interrupción.
Así que vamos a ver
que estamos en un viaje.
Negra mía,
ven y vemos y si no nos comemos,
negra quédate y vemos qué hacemos.
Negra mía,
ven y vemos y si no nos comemos,
negra quédate y vemos qué hacemos.
En medio de muchos deseos te invito a dar
un paseo y enseguida nos perdemos de aquí.
Entre beso y copa de vino nos juntamos y seguimos y se
nota que no te quieres ir y me encuentro espeluznada.
Sé que no te asombras,
ya me has visto antes brincando de tu alfombra y sí,
te quiero hacer venir y que cada nota de mi voz te haga sentir.
Que no hay problema,
no dudes de que si tú te quedas,
tranquila que no hay vuelta atrás.
En un tres por dos,
sea cual sea la intención,
te como a besos,
negra mía,
y...
Negra mía,
ven y vemos y si no nos comemos,
negra quédate y vemos qué hacemos.
Negra mía,
ven y vemos y si no nos comemos,
negra quédate y vemos...
Ay,
negra, negra, negra mía, ven...
Te quiero conocer, ay
negra mía,
ven...