Hoy te quiero enseñar, hijo mío, la ciudad que te ha visto nacer.
La ciudad que te ha visto nacer. Hoy te quiero enseñar, hijo mío, la ciudad que te ha visto nacer.
Santo y seña de un gran río que embrujado se duerma en sus pies.
La ciudad que me nubla el sentido porque soy de Sevilla también.
Hoy te voy a enseñar maravillas y algún día entenderás que hasta Dios resucita en Sevilla un alma truca.
Si la ves con los ojos del alma, da lo mismo por dónde empezar.
Da lo mismo por dónde empezar. Si la ves con los ojos del alma, da lo mismo por dónde empezar.
Pudería el alcazar y de paso ver la catedral o si acaso subir a la girada para juntos el cielo tocar.
Hoy te voy a enseñar maravillas y algún día entenderás que hasta Dios resucita en Sevilla un alma truca.
Seguiremos los dos de la mano hacia el puente que a Trianá va.
Hacia el puente que a Trianá va. Seguiremos los dos de la mano hacia el puente que a Trianá va.
Calle Betis, Alto Sano y ese río que muga la mar y que solo se siente cristiano cuando mira al cachorro pasar.
Hoy te voy a enseñar maravillas y algún día entenderás que hasta Dios resucita en Sevilla un alma truca.
No es bastante nacer en Sevilla si no aprendes a amar tu ciudad.
Si no aprendes a amar tu ciudad, no es bastante nacer en Sevilla si no aprendes a amar tu ciudad.
Puente a puente, orilla a orilla, barrio a barrio, portada a portada, ábrele el corazón a Sevilla que Sevilla te va a enamorar.
Hoy te voy a enseñar maravillas y algún día entenderás que hasta Dios resucita en Sevilla un alma truca.