¡Manuel!
¡Abre el baúl y mira a ver
si me encuentras un buen cuplé!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Vamos! ¡Vamos!
El fútbol estaba loca
y se había tatuado a los futbolistas de la Eurocopa.
De señor de Morata un tatuaje aquí en el pecho,
para enseñarme a carvajar,
ella levantaba el brazo derecho.
Y me enseña a Dani Olmo,
tatuado en la paletilla,
enseñándome la espalda,
estaba la cosa más calentilla.
Y cuando nos enrollamos,
al ver la desnuda ella,
fue cuando me di cuenta de dónde llevaba a Cucuella.
Yo colegiando tu arena, tu olija y tu alegría,
y hasta el arma de tu trena,
la acabo haciendo mía.
Veo marquitas pescando guitarras de calle y barrio,
cantando un puente cortado,
pero luchando los niños de la calle,
formando cancaí.
Mi colección más bendita,
la gente de calle,
calle,
calle.
Đang Cập Nhật
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