Mi madre querida,
ya ves tu cuento no olvidé
y toda mi vida
a venerarte dediqué.
Tu nombre es credo
y es también dulce religión.
Besar tus sienes
blancas es como una bendición.
Sagrado es tu nombre
que se pronuncia con fervor.
No hay niño ni hay hombre que no te llame su dolor.
Que feliz es aquel que mantiene fiel
en su alma por siempre con la luz de fe
tu cariño sagrado de madre.
Madre.
Mi madre querida,
ya ves tu cuento no olvidé
y toda mi vida a venerarte dediqué.
Tu nombre es credo
y es también dulce religión.
Besar tus sienes blancas es como una bendición.
Sagrado es tu nombre
que se pronuncia con fervor.
No hay niño ni hay hombre que no te llame su dolor.
Que feliz es aquel que mantiene fiel en su alma por
siempre con la luz de fe tu cariño sagrado de madre.
Madre.
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