Me extrañó que Manuel Muñera
pues se tomaba un Actimel
todos los días.
Yo no me lo podía creer
porque además era la primera vez
que se moría.
Al tanatorio no, por favor,
estoy cansado y la gente
a dicharlo un montón.
Al tanatorio no, por favor.
Pues pa' allá nos fuimos.
Nada más llegarme fui derecho al bar para tomarme cinco o seis cafés.
Ahora ve de a Manuel.
Con los cubos atajados en mi medio también tuve que ir carme bien.
Ahora ve de a Manuel.
Seguimos con chupitos y ya fuimos a por la guitarra y el caos.
Ahora te veo, mire.
Y al final estuvimos toda la noche allí velando al camarero.
Por fin he encontrado la sala de Manolo.
Nosotros pensando que íbamos a estar solos.
Y no había gente allí,
pero gente.
Y nosotros con el bolazo dando a los presentes suavemente.
El pensamento que por poco no nos caemos de encima de Manuel.
Suavemente el pensamiento que cuando lo tuve delante.
Eres mi vida.
Y si me enfriamos de quiero.
Y
mirando para la puerta.
Mira quien fue, aparece.
Aunque estaba separado.
Vino a verlo, su ex mujer.
Que no me hace estar caliente.
Desde que se divorció.
Y entre todos los presentes se pegó su refrégol.
Porque la viuda es una tómbola.
La viuda es una tómbola.
Nos ha tocado a todos.
Y llega la maquilladora que se va
ahora para retomarlo con los rincones.
La gente allí le decía que eso no es
vida y que ese trabajo tiene cojones.
Le pegó su refacito y cuando con él terminó.
Al final tenían muerto hasta mejor cara que
yo.
Esa gran maquilladora con su esposo en su trabajo.
Que digan de esta loca.
Ella tocó su esposo y trabajo para tapar un montón de bocas.
Nada más que había bien.
Allí viendo al muerto.
Parece que viene.
Vaya siendo cuerpo.
Hablan entre ellos.
Cosas de mayores.
Y yo escuchaba en todas sus conversaciones.
Una candadera.
Todos los viejos cuando palma.
Todos los viejos cuando palma.
Y esa tumba tan flamenca.
Y a mí me va a hacer ceniza.
Son, son.
Para que tú la guardes.
Son, son.
Para lanzarlas al viento.
Y también dijo Manuel.
Más cuando lo incineraron.
Que antes de meterle fuego por flamenco de cantar.
Y llamamos María del Monte.
Pero no se quiso tirar el rollo.
Pero bueno, le podemos cantar a nosotros.
Algo sencillo y aflamencado.
Una sevillana.
Candela,
candela.
Candela, candela, no.
Algo menos combustible.
Un fandango,
algo más profundo,
algo más,
más bajito.
Fandanguito.
Al horno.
Al horno.
Al horno.
Al horno.
Al horno.
Antes de que lo incineren también fue su voluntad
que le echaran en la caja lo que se quería llevar.
Un pito de cáñapa.
Adentro.
La pasta de dientes.
Adentro.
La chancla de playas.
Adentro.
Su boble y agua ardiente.
Adentro.
Una mandra para las piernas.
Una mancuerna.
Y por fin se despiertan un par de cigarrinos.
con la guasa y las copas,
y a ver que la familia ya se ha dado dormido,
esperamos a la noche y lo metimos en el coche,
con Manuel ya cantando,
más que nosotros dos que lo hemos
tenido en la peña dentro del congelador,
entre las latas de Pepsi y las de Berberetxón,
tú a ver quién dice este año,
que nos traemos algo fresco.
¡Esto es carnaval
o una enseñanza divertida,
que debemos descansar en paz y pasar ya a
mejor vida!
Tratándolo de un modo,
reírnos de todo, y a ver,
no somos nadie,
y hay que ser feliz,
ir hacia la luz,
que mañana aquí puedes estar tú,
o tú,
o tú,
que hay que estar aquí,
y mañana aquí,
así que tú ven,
y no hay que cambiar los colores,
buscar tu estrella y luchar por ella,
siempre se van los mejores,
y aquí quedó este homenaje,
porque así Manuel lo quiso,
cantando con la cali,
cerquita del paraíso,
y veo tan silbido,
pero lo siento,
lo siento,
lo siento,
yo muero si tú me acompañas,
en el sentimiento, en el sentimiento.
Đang Cập Nhật
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