Martín Fierro,
noble hermano,
vengo a pedirte perdón
si mi canto y mi intención rompen tu calma y tu sueño.
Mártin Fierro, noble hermano,
Mártin Fierro,
noble hermano,
que naciste para amar
todo un hombre y trabajar con tu china enamorada,
la que en claras madrugadas te vio salir campo afuera
a ganar como pudiera para tus hijos el pan
con tu fuerza de titán,
con tu conducta señera.
Esa honradez luminosa,
esa honradez luminosa que nadie podrá pagar
y ese tu dulce cantar que ahora retumba en el cielo
y que el cóndor con su vuelo trae de regreso a la tierra
para que en fogones y hierras las volvamos a cantar
y de paso asimilar la escuela gaucha que encierra.
Allí están tus ilusiones,
allí están tus ilusiones, tus amores, tu soñar,
tu valiente reclamar por la justicia y la paz
y un testimonio verás de lo mucho que has sufrido.
Y si fuiste perseguido y llegaste a matar,
Dios te supo perdonar
porque fuiste su elegido.