¡Humbea!
¡Contentina!
¡Honda!
¡Humbea!
Cerca de mí,
quiero sentir,
en ella está lo que mi alma en verdad necesita.
Es más lo que da,
más que su voz,
más que el amor,
no hay otra opción,
ella tiene todo lo que mi cuerpo en verdad necesita.
A sus brazos quisiera llegar,
cuando te puedo ver,
escapas de mí,
Margarita.
Yo te sueño cada día,
dime cómo yo sabía,
si esperando estás por mí.
Margarita,
te amo a ti toda la vida,
sueño
que tú has sido mía,
algún día te encontraré.
¡Iba de nuevo, profe!
¡Concentrida! ¡Bien! ¡Bien!
Me fui y viajé,
y años después,
tú con tu flor,
no era ilusión,
entre la gente al
buscarte un fusil, te apuntaba.
Debe alejar,
y caminé,
cuánto soñé,
cuánto cambié,
es increíble que estés frente a
mí, mi muchachita.
De repente su mano sentí,
a su casa llente,
y allá entendí, Margarita,
que tú siempre has sido mía,
que eras tú mi compañía,
que de otra vida lo sé,
Margarita.
Hoy que estás en la agonía,
sigue nuestra esa niña,
que nos unió otra vez.
En el cuarto surgió confusión,
todo el mundo lloró,
y murió feliz Margarita.