Bueno...
Ustedes tienen muchas ganas de cachondeo.
Pero yo creo que Manuel se merece un minuto de silencio.
El que quiera que se ponga en pie y nos acompañe,
que es el último día,
por favor.
Él se lo merece.
Por favor, los pajaritos ya.
Que estamos en la final,
Carlos,
que esto es un grupo grande.
¿Grande?
Algo grande, coño.
¡Dale un beso!
¡Dale un beso!
¡Chihuahua!
¡Chihuahua!
Manuel era una persona
que siempre iba a la moda,
como a la moda del pantalón pitillo.
Yo lo miraba agobiado a pelota
enapretao.
Se le salían los huevos por el bolsillo.
Él siempre decía que sobre gusto
no hay nada infinito.
Con la camiseta, por las rodillas, como fofito.
También se ponía con pantalona y medio roto.
Que parece que había tenido un corrazo con una moto.
Antes muerto, que sencillo, Manuel.
Y ahora, santo, esto de moda, la lente vuela.
Ay, Manuel, cuánto de eso es falta.
Pues para eso están aquí tus amigos.
Manuel,
en los carnavales nunca salió en una chirigota.
Porque Manuel,
ambos fiestos,
y siempre daban a notas.
Manuel, a desagradable.
Manuel, te quiero amar.
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