ya cerró su portón,
con cerrojo se lo olvido.
Si está mudo su altavoz juguetón,
yo ni sé por qué he venido.
La maleza del jardín
y las ruinas del balcón
me lastiman con su esplir.
Si sus manos ya no están,
si en el sueño de mi empeño
más maleza crecerá.
Fue torbeza de mi amor,
se lo amargo que cubría la vida mía.
Maleza pura de mi locura,
como un veneno lento y lleno de dolor y rencón.
Maleza vaga del corazón,
como la rumbre de su persiana,
como el musgo que creció,
como el mal que su ventana cerró.
Maleza vaga del corazón,
como la rumbre de su persiana,
como el musgo que creció,
como el mal que su ventana cerró.