Hablemos de ruina y espina, hablemos de polvo y herida,
de mi miedo a las alturas, lo que quieras, pero hablemos
de todo menos del tiempo que se escurre entre los dedos.
Maldita dulzura la tuya, maldita dulzura la tuya,
maldita dulzura la tuya.
Me hablas de ruina y espina, te clavas el polvo en la herida,
me culpas de las alturas que ves desde tus zapatos,
no quieres hablar del tiempo aunque esté de nuestro lado.
Y hablas para no irme y bebes para no verme,
yo callo y río y bebo, no doy tregua ni consuelo,
y no es por mal al ojuro, es que me divierte el juego.
Maldita dulzura la mía, maldita dulzura la mía,
maldita dulzura la mía.
Maldita dulzura la nuestra.