¡Bendito Dios, dame luz con sabiduría y talento para poder describir la cuna de mis ancestros!
¡Nada más y nada menos que es la inspección del viento en los llanos del Vichada, mi bello departamento!
A finales del 50, después de tiempos violentos, muchos criollos desplazados vieron aquí su aposento.
Pablo Estrada con sus hijos Junio, Noé y Dagoberto, María Ligia y Araceli, con su marido Gilberto,
juntan lo que hoy es San Pablo, que fue el triunfo en su momento.
El doctor Paolo Lugari, científico de respeto, le dio vida a las gaviotas y a lo que hoy es el progreso,
que se llamaba el Danubio y era del viejo Rogelio.
Con Alejandro Marfoy desde el Casanare adentro.
Con Ramiro y con Tomás, Sofía, la del dedo chueco, llegó hasta Rancho Victoria con esperanzas y sueños.
Así esto se fue fundando de muchos casanareños, de Trinidad, de San Luis y ante todo rocueseño.
Los Zambrano con Calisto, con Ficolo y con Humberto.
Coita, Escolastico, Achagua, que era brujo y yerbatero.
Los Ospina, los Otalora, con Valenzuela el maestro y su esposa Magolita, compañera y amuleto.
Landaetas y Castillo, Mario Rosa y su instrumento.
Juan Pinto con Pascualito y Don Pascual Pinto el viejo.
Santanilla en Acapulco, también su hijo Roberto.
Don Feliciano Durán, bueno para buscar pleito.
Los Rojas eran Doña Cruz con Gabán y Volefuego.
El viejito Juan Hilario, un ser muy noble y honesto.
También Silvinito Caro que dio el lote para el colegio.
El viejito Carlos Moya y Aurelio Gámez el renco.
Los Infante con Don Jorge, que mayor para inventar cuentos.
Y Don Carlos Colmenares con Minuto, o sea Rosendo.
Chamarravi y San Cuyú.
Don Juan y Pepe Cisneros.
Trina Blanco, Juan Antonio, Cajuche y Rafael Cordero.
Ángel Suárez, gran señor y Don Torcuatro Salcedo.
Amigos inseparables, buena gente y parranderos.
Don Ivan prendía las fiestas con su espíritu fiestero.
Botarata, bebedores, también muy buenos galleros.
Pero ante todo señores y excelentes caballeros.
Vino Don Silvestre Adán, un próspero ganadero.
Se estableció en Miramar, pero un rayo traicionero.
Mató a su hijo Ricaurte, por eso enseguida se fueron.
Dejando a José Bernal como encargado y como dueño.
Este señor hasta hoy cuida esos bellos senderos.
Es conocido como el loco Bernal en esos terrenos.
Único sobreviviente de fundadores pioneros.
Que en las sabanas del viento trabajaron con esmero.
¡Salud Don José Bernal!
Ejemplo para los llaneros.
También llegaron familias de otros departamentos.
Los Mosquera desde el Huila.
Los Betancur por ejemplo desde el Eje Cafetero.
Luis Mila trajo a un costeño de encargado para el silencio.
Llamado Samuel Somoza.
Y él se fajó este proyecto.
A orilla de carretera para un ranchito veguero.
Para venderle comida a todos los camioneros.
Que pernoctaban aquí, obligados por el miedo.
Y al pasar Moriche solo infundía la bolejuego.
Entonces el Popular Chispa fue el fundador de mi pueblo.
Esa vez Enrique Rico para adquirir presupuesto.
Se inventó su puente 20 y valía el paso 20 pesos.
A todos estos señores mi admiración y respeto.
Les debiéramos hacer un hermoso monumento.
En pago a su sacrificio, a su trabajo y esfuerzo.
Para que hoy disfrutemos de la comarca El Viento.