Cuentan que eran dos hermanos que como tal se queríany allí juntitos vivían respetados por los paisanoseran dos buenos cristianos con voluntad sin igualuno al otro amigo leal pero a mitad del caminoles aguardaba el destino una tragedia fataltrabajaban de mensuales los dos en la misma estanciay por buena comportancia los querían por igualespero allí para sus males también una flor se creabacada uno la codiciaba sin saber por qué ni cómola hija del mayordomo que esa estancia administrabael mayor más decidido había hablado a la mujerporque ella le dio a entender que iba a sercorrespondidoel otro tan mal herido y enamorado como aquelcon frases como de miel la encontró solita un díay ella sin saber qué hacía también le juró amor fielasí fue que sin saber uno y el otro la amabaentre los dos se guardaba de revelar su querera cumplir con su deber ya que era hombre de confianzalo mandaron para otra estancia uno de ellos de repentecon un chasqui muy urgente veinte leguas de distanciael que en la estancia quedó cuando nadie lo observabaa fugarse se prestaba y con ella se arreglócuando el momento llegó propicio para esa aventuracon resolución segura la llevó otra de un obretela cargó en ancas y la llevó a la casa de un hombrey se perdió en la llanurallegó el otro a la oración sin sospecha ni maliciay al recibir la noticia rugió como rugióensilló otro mancarrón y se dispuso a campearasí anduvo sin parar toda la noche a mansalvay al venir rayando el alba los alcanzó a divisaral ver que los alcanzaba se tiró el hermano al sueloy se quedó en la casa de un hombre y se quedó en la casa de un hombrey ella en los brazos al cielo implorando adiós al sábadoy cuando cerca se hallaba se miraron cara a caraherido como tacuara le dijo el recién llegadohermano me la has robado y esta te va a costar carneal ver el otro el ultraje dijo yo me lo he robadoella se vino a sentar y es por eso que la trajeaquí no hay quien lo vealos ataques lejos de rancho y de huellapor la luna y las estrellas yo te prometo enseguidaque aquel que quede con vida de ser el dueño de ellase miraron frente a frente daga en mano y se toparonquien sabe cuántos pelearon pues los dos eran valientesel escenario imponente del firmamento y el llanomudo juez de esos hermanos los vio caer malheridosquedando pa' siempre unidos los dos juntos de la manoen el lugar que cayeron se formaron dos pocitosdespués hicieron charquitos que con el tiempo crecierony más tarde se extendieron pa' hacer dos grandes lagunaspero el agua es todo una y hablan por cierto receloque se oyen voces de un dueloen las noches que no hay lunaen las noches que no hay lunaen las noches que no hay luna