Una tarde como esta de neblina y llovizna
A la orilla del puerto nos dijimos adiós
Con un beso que monte de tristeza infinita
De ternura, de ruego, de indecible dolor
Dos lágrimas ardientes brotaron tus ojasos
Que tenían un brillo de luz crepuscular
No me olvides, me dijo
Y su voz en pedazos se quebraba en sus labios
Como un tenue cristal
Yo me quedé mirándole
Mientras arpaba el barco
Que me quedé mirándole
De a poco entre la niebla
Se hundía más y más
Cuando cayó la noche
Y no te hallé en mis brazos
Lloraba inconsolable
Mi amarga soledad
Por eso en estas tardes
Neblinosas y ciertas
Me da un súbito anhelo
De ponerme a llorar
Y es que a pesar del tiempo
Mi alma se lamenta
De aquel idilio trunco
Que me ha hecho morir
Que se perdió en el mar
Que se perdió en el mar