Y aquí seguimos en el panteón,
aquí con los señorones.
Y esto va por ustedes, viejones.
Espero que la escuchen.
Ahí les va con todo cariño.
Échale, Pablo.
Lloré
sobre la tumba de mi padre
cuando quise reclamarle porque sólo me dejó.
Sentí que me ahogaba el sufrimiento,
el recuerdo de mi viejo me partía el corazón.
Lloré
y le dije tantas cosas,
unas feas y otras hermosas,
pero sé que él me entendió.
Sentí
su mano sobre mi espalda,
junto conmigo lloraba y después él se alejó.
Lloré
sobre la tumba de mi padre.
No señor, no soy cobarde,
pero ya no me aguanté.
Señor,
me perdonas que te pida,
por si acaso hay otra vida,
vuelvo a ser mi padre.
La vida me dio dos grandes padres y fue
el mismo quien se encargó de quitarmelos.
Aquí seguimos firmes, mis viejos.
Y esto es para ustedes,
de su hijo,
José Maldonado.
Lloré y le
dije tantas cosas,
unas feas y otras hermosas,
pero sé que él me entendió.
Sentí su mano sobre mi espalda,
junto conmigo lloraba
y después él se alejó.
Lloré sobre la tumba de mi padre.
No señor, no soy cobarde,
pero ya no me aguanté.
Señor,
me perdonas que te pida,
por si acaso hay otra vida,
vuelvo a ser mi padre.
Y arriba la besa el serio y puro Maldonado.
¡Ánimo!