Nhạc sĩ: Santiago Rojas
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La mujer mía me llamó un día por la mañanita,
le pregunté qué sucede, me dijo,
te solicitan,
afuera te está esperando una vieja delgadita.
Sorprendido me paré,
extrañando la visita,
ahí salí la saludé,
y era la señora Anita,
la mamá de una muchacha que conocí en Santa Rita.
Me dijo, cuando me vio, me juraba que
tigre en pica,
a usted le gusta castrar colmena en rama bajita,
y por castrar un masajeí
lo picaron las avispas.
Haciéndome el inocente,
le respondí en voz bajita,
no sé de qué me está hablando,
explíquese desde ahorita,
aunque yo sí conocía el problema de la viejita.
Más brava que una escorpión,
me preguntó la doñita,
¿por qué no has vuelto a llevar
serenata a mi casita?
Y sonriéndole contesté,
yo ahora no tengo artista.
Pero si es tan inventador,
y dime la verdadita,
que eres un gran cazador,
y donde clavas la
vista,
enseguida cae la bala y es muerto el que no se quita.
A mí no me engaña nadie,
yo sé que a mi muchachita,
tú me le hiciste un gran daño,
porque vive calladita,
y habrá que comprar pañales porque está caderoncita.
Y termina la historia de la suegra tantarrita,
enredado estoy ahora,
y la maña no se me quita,
y a mí si me dan yo como,
así no sea carne frita.