Laoma es una mujer
de setenta y pico de años,
vive en el monte chaqueño,
cerquita de San Bernardo.
Tiene los ojos azules como el agua de los mares,
porque vino de muy lejos y el cielo quedó en su sangre.
Hay que entrar por las picadas para llegar a su rancho,
se derrulla junto al rao,
con quebracho colorado.
El paisaje de su cha,
la Oma es feliz,
ojo,
digamos que mejor,
con nada la Oma era ardua y ahí se ve.
Era una linda alemana, la Oma es feliz,
ojo, digamos que mejor,
con nada la Oma era ardua y ahí se ve.
Era una linda alemana.
Sola que estará Oma,
pero ese no piensa en nada,
cómo pensar en la muerte si la Oma es todo o nada.
Su ranchito de barro calienta leña,
su pava conversa con un lorito,
es con el único que habla.
Hay que entrar por las picadas
para llegar a su rancho,
se derrulla junto al rao,
con quebracho colorado.
El paisaje de su cha,
la Oma es feliz,
ojo,
digamos que mejor,
con nada la Oma era ardua y ahí se ve.
Era una linda alemana, la Oma es feliz, ojo,
digamos que mejor, con nada la Oma era
ardua y ahí se ve.
Era una linda alemana.
La Oma es una mujer de setenta y pico de año.