Cuando acabó mi condena, cuando acabó mi condena,
me vi muy solo y perdido.
Ella se murió de pena, y yo que la culpa he sido,
sé que murió siendo buena.
Ella se murió de pena, y yo que la culpa he sido,
sé que murió siendo buena.
Enterraron por la tarde a la hija de Juan Simón,
era Simón el pueblo, el único enterrado, el único enterrado.
Él mismo a su propia hija al cementerio, al cementerio llegó.
Él mismo acabó la fosa murmurando una oración
y llorando como un niño del cementerio salió, del cementerio salió.
Como en una mano llevaba la pala y en el otro el azar,
y todo le preguntaba de dónde viene Juan Simón.
Soy enterrador y vengo, soy enterrador y vengo,
soy enterrador y vengo de enterrar mi corazón.