¡Vámonos, viejos!
Un aplauso para un plañero que se escuche fuerte.
El aplauso más fuerte de la noche, por favor.
Guarecita de mi tierra.
En un pueblo de la sierra tan sola y tan triste está.
Olvidarás mis quereres.
Y al capaz que los quieres, si no sé volverme a amar.
En una ciudad divina.
Me encontré con una catrina muy coqueta y singular.
Usa las pirensas cortadas.
Y las ojeras moradadas.
Y las uñas de color.
¡Ay, ay, ay!
Y arriba la Juárez y Naloa.
Y bien que sí, compa.
¡Ánima los de grande y la partida!
¡Como te quiero, vieja!
Un saludo para toda la gente de la Juárez.
La colonia número uno de Mazatlán.
Para la familia Macías.
Para mi mamá, mi papá.
Por servicios, partidas, mariangeles y casineros.
La bendición más grande que me ha dado la vida.
El corazón más poderoso.
Lo mejor.
Señora, saludos.
Usa roja las mejillas.
Las nahuas a las rodillas.
Tal vez sea por la calor.
Porque mi amor es un brete.
Pero donde hay cabarete, no hay haber formalidad.
Ahora sí, mi Juárez quiero.
Que escuches a este ranchero que viene de Mazatlán.
Porque en amores hay mucho.
Para ella sí la quise un poco.
Que ella no me estupaba.
¡Bienvenido, Vicente!
¡Arriba, Jackie! ¡Gracias!