¡Yeh,
maricones! Os voy a explicar lo que es una bujía.
Una bujía.
Una bujía.
Una bujía.
Yo era una bujarra hasta que llegó la bujía.
Por fin me he dado cuenta de que no soy una tía.
No es ninguna tontería aprenderos la lección.
Saber que es una bujía te hace menos maricón.
También estuve con cosas que me gustaban los hombres.
No os lo vais a creer, cambiaste mis pronombres.
Pero un bonito día tomé una decisión y me
fui corriendo a una terapia de conversión,
que en realidad era un módulo de mecánica.
Ella baila con el coche,
ella es mi guía,
es la piedra del mechero,
que es la bujía.
Ella baila con el coche,
ella es mi guía,
se convierte en hetero,
que es la bujía.
Tú sí, tú sí,
tú sí, tú no.
Muy bien,
por lo que veo cada vez sois menos maricones.
Así que nadie puede poner en duda estas terapias.
De bujarra a bujía, de chueca a gandía,
y ahora su prenme parece una tía.
Y hay un Javi y otro Javi.
Y ahora son Carlos Montagudi y José Tramoyeres.
Me menjo un espérez, les hago escándalos.
Ella baila con el coche, ella es mi guía,
es la piedra del mechero, que es la bujía.
Ella baila con el coche, ella es mi guía,
se convierte en hetero, que es la bujía.
Y quiero casarme,
decorar la casa,
subir cada día un story al WhatsApp,
tener una novia llamada Mariela y en San Valentín...
¡A la tarjeta!
Máquina,
cierra,
crack, mastodonte,
Faglana del Rey, Ampley o Marc Montes.
Ella baila con el coche,
De Tserad, Chernobyl, mi plomo ahora es plomo,
que todo este halcón, antes fue palomo.
Tu rollo travesti no me aporta nada,
me pilla entrenando para la velada.
De golter al taller, del Petis al Betis,
siempre por delante, nunca por detrás.
Tarde o de birra,
con Joseba de Carglass.
Sirviendo mono,
bien transformista,
tractorista.
Ella baila con el coche,
ella es mi guía,
es la piedra del mechero,
que es la bujía.
Y ahora que ya ha acabado,
pues ya me voy,
espero que en esta sala no quede ni un maricón,
y si queda alguno igual es porque se me resiste,
porque la terapia de conversión no existe.