sin comer y siempre sin dormir. La bohema, la bohema, era el amor y felicidad. La bohema, la bohema, era una flor de nuestra edad. Debajo de un quinque la mesa del café feliz nos reunía hablando sin cesar, soñando con llegar la gloria a conseguir. Cuando algún pintor hallaba a un comprador y un lienzo le vendía solíamos gritar con él y pasear alegres por París. La bohema, la bohema, era jugar de mí y te amé. La bohema, la bohema, yo junto a ti triunfar podré. Teníamos salud, sonrisa, juventud y nada en los bolsillos. Con frío y con calor el mismo buen humor bailaba en nuestra sed. Luchando siempre igual con hambre hasta el final hacíamos castillos y el ansia de vivir nos hizo resistir y no desfallecer. La bohema, la bohema, era mirar al amanecer. La bohema, la bohema, era soñar con un querer. Hoy regresé a París, crucé su niebla gris y lo encontré cambiado. Las lilas ya no están y sus penaltis van moradas de pasión. Soñando como ayer ronde por tu taller lo habían derrumbado y han puesto en su lugar abajo un café bar y arriba una pensión. La bohema, la bohema, era el amor, felicidad. La bohema, la bohema, era una flor de nuestra edad.