Andábamos sin reloj mi ruta,
el viento nos daba cada disputa,
risas guardadas en una mochila rota,
entre sueños y luces la vida se nota.
Bailábamos bajo luces de neón,
ella juraba ser dueña de su canción,
la calle pintada de risas y esquinas,
con el tiempo fuimos borrando las líneas,
nuestra juventud sin freno y sin prisas,
un pulso,
un latido que no se desliza.
Fuimos soldados de un tiempo prestado,
un eco que nunca será olvidado.
Las
quebradas noches,
los días tan claros,
caminos llenos pero siempre caros,
en una
banca dejamos promesas,
que hoy son polvo y memoria traviesa,
pero aquí estoy con un
suspiro nostálgico,
mirando atrás sin querer ser trágico,
cada error fue una marca en mi coyuntura,
una obra maestra, una escultura pura,
nuestra juventud sin freno y sin prisas,
un pulso,
un latido que no se desliza.
Fuimos soldados de un tiempo prestado,
un eco que nunca será olvidado.
Olvidado.
Pero aquí estoy con un suspiro nostálgico,
mirando atrás sin querer ser trágico,
cada error fue una marca en mi coyuntura,
una obra maestra,
una escultura pura,
nuestra juventud sin freno y sin prisas,
un pulso,
un latido que no se desliza.
Fuimos soldados de un tiempo prestado,
un eco que nunca será olvidado.