Lo llamaban Juan sin muerte porque el pobre no tenía en dónde caerse muerto, y es lo cierto.No tenía, y es lo cierto, en dónde caerse muerto el pobre Juan, el pobre Juan.No tenía la mirada de un viejo y hambriento perro, ni más guante que el del sol.En días de cielo abierto, ni el banco gris de la plaza donde recuerdan los viejos, ni la cama de un amigo, ni un amigo con su sueño.No tenía, y es lo cierto, en dónde caerse muerto el pobre Juan, el pobre Juan.No tenía ni la almohada de un brazo suave y pequeño, no tenía otra mirada que le sirviera de espejo.No tenía otra moneda que la de su tiempo incierto, días y días sembrando la esperanza en el desierto.No tenía, y es lo cierto, en dónde caerse muerto el pobre Juan, el pobre Juan.Y se cayó con su muerte en algún lugar del cielo, porque no tuvo en la tierra en dónde caerse muerto.porque no tuvo en la tierra en dónde caerse muerto el pobre Juan, el pobre Juan.