Ay, ay, te voy a ir a beach-y, estamos romántico, mates. Ella es así como la pez, tiene un toque de dulzura y de maldad a la vez, te desarma solamente con mirarla. Ella va como una tempestad, segúrate que tiene algo más que las demás. Cuando la vi, sí, la quise solo para mí. Y aunque nadie sabe bien lo que hay que hacer para enamorarla, yo voy a descifrar a esa mujer. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. Imposible amor, talladura, manos de escultor. Esplandiente y tan distante como el sol. Contención de lunares, esa espalda y eso alrededor. Quisiera poder apreciar lo mejor. Tu imperfección es perfección, es la cruda definición de la musitruza que inspira en esta composición. Pero por más que sea honesto y hable con el corazón, por más que redacte cartas, te dedique a esta canción. Y aunque nadie sabe bien lo que hay que hacer para enamorarla, yo voy a descifrar a esa mujer. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. Ay, dime por qué. Y en tu mente se cruza, se vuelve musa. Y se enreda como Medusa. Aprendí un par de poemas de Neruda. Pa' convencerla, pues ella tiene duda. Uy, bebé, no lo creo. No pierdas tiempo, no. No me mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no. Como hiendra venenosa. Sexy y poderosa. No le importa picarrón y rosa. Pero si le nace, no imagina lo que hace. No, no lo creo, no pierdas tiempo, no mandes flores ni nada. Aunque tú quieras, yo no quiero, no.