Oyeron las noches curuzucuateñas,
una serenata con voz de acordeón,
es que andaba suelto por los callejones
el alba bohemia de Tarragorós.
Granja San Antonio y la Barra Amiga,
fue siempre refugio de aquel corazón,
y una guaina hermosa Juanita Iturriaga,
inspiró los versos aquel trovador.
Se fueron las noches de esas serenatas,
se fue para siempre la voz del cantor,
pero queda a caso permanentemente,
Granja San Antonio,
en mi corazón.