No es el tiempo, es esta ciudad
con toda su humedad
que se pega mal.
No recuerdo si una vez amé
las formas de este hotel
con B y C y enemigos que me entienden bien.
Y algunas veces al hablar con rabia del lugar me consuelan con
sermones que le nombran mal menor.
Y viajaremos lejos sin tener razón,
veremos luces al mirar desde el avión,
y encontraremos otra vez nuestro rincón,
luego más tarde al pasear solos tú y yo.
Pocas veces ando por andar
sin ver claro el final.
Y me perderá
entre autobuses de gas natural.
Y es quizás por esto que no sé si tiene algo que ver
este panteón
que ronca y envejece con aquella grande de tequila.
Notar que el tiempo ejerce de escritor pintando arrugas en la piel,
sobreescribiendo tripas rotas con las frases que se notan al callar.
Se quiso borrar.
Y viajaremos lejos sin tener razón,
veremos luces al mirar desde el avión,
y encontraremos otra vez nuestro rincón,
luego más tarde al pasear solos tú y yo.
Recordaremos tantas cosas que al final
invitaremos a la gente para hablar
sobre nuestra ciudad.