Tiempo que nunca olvidoSon parajes inolvidables de mi querida ciudad esquinaCuantas noches en el caabú dormí pensando en el poñarónPero Dios me acompañó y siempre volví felizAl rancho de mi viejita que me esperaba sentadita en su sillón carapéSaboreando unos amargos y una galleta collera también¡Gracias!¡Gracias!¡Gracias!¡Gracias!